domingo, 9 de julio de 2017

Museo del niño

San José volvía a entrar de nuevo en escena, aunque esta vez como parada obligatoria para ir desde Turrialba a Monteverde. Sin embargo, lo peor no son las más de seis horas para recorrer apenas cientocincuenta kilómetros, o la reacción al ver en el GPS que te muestra tu compañera de viaje cómo  tardarías menos en recorrer los últimos kilómetros a pie, sino la interminable espera en esa terminal que tienes que buscar dependiendo de la compañía con la que viajes. Si lo más interesante para esa espera es ver cómo un grupo de hombres mete carbón a toda prisa antes de que caiga el temible aguacero (ese que acaba cayendo y nos pega a todos a la ventana) apaga y vámonos.



 Claro que cinco horas viendo ésto... Así que, después de preguntar qué es ese edificio enorme que se ve al fondo, acaba ocurriendo una de las mejores experiencias del viaje: el Museo de los Niños (o lo que es lo mismo, un antiguo presidio reconvertido en uno de esos museos en los que puedes jugar con todo). El resto os lo podéis imaginar...






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