jueves, 20 de julio de 2017

¿PARA QUÉ TRACTOR SIN VIOLÍN?


Desde la escalinata de la colorida iglesia de Grecia, tres hombres observan el parque situado frente a ellos. En él, un grupo de operarios se afanan para seguir ostentando el galardón de ciudad más limpia de Centroamérica. Sin embargo, este cruce de caminos situado en el Valle Central, no sólo ofrece pulcritud; el viajero pronto notará una cultura gastronómica con personalidad propia, en la que el café y el queso destacan por encima del resto; pero también una sensación de orgullo patrio.



Resulta ineludible al escribir esta palabra no mencionar al popular y querido Don Pepe (o José Figueres Ferrer según los libros de historia). Este humanista nacido a pocos kilómetros, y que ocupó tres veces la presidencia de la República, tiene entre sus mayores logros la abolición de las fuerzas armadas o el incremento del nivel socioeconómico del país. Algunas de sus famosas sentencias, (Hace veinticinco años sólo me preocupaba la pobreza. Ahora me preocupan la pobreza y la riqueza), evidencian el talante, las prioridades y el carisma de su figura. Sin embargo, es un lema situado a las puertas de una escuela, el que despierta mi curiosidad:



Al llegar a la casa familiar en la que me hospedo, el hijo comienza a contarme un sinfín de anécdotas sobre este hombre con tal grado de cariño, admiración y nostalgia, hasta arrancarme una especie de envidia y rabia de no tener la misma suerte de contar con esta calidad de gobernantes, ni prioridades, en mi tierra. Cuando me explica el significado de la frase alzo las cejas, resoplo y decido añadirlo a mi lista de personajes admirables:
     
                ¿Qué clase de sociedad y de seres humanos seremos cuando lleguemos a la abundancia? 
                                 La ciencia y la productividad del trabajo están creciendo con rapidez. 
                                          Lo que no está creciendo con igual rapidez es la sabiduría. 
                                              Corremos el peligro de ser un pueblo rico y vulgar.”

Durante mi visita al Museo del Niño en San José, un guía me explicó el origen de las máscaras nativas y el significado de las mascaradas. En ocasiones, si el pueblo tico no estaba conforme con las decisiones políticas de sus gobernantes, salían a la calle portando estas máscaras como acto de protesta. Desconozco si Don Pepe llegó a conocerlas, pero de lo que sí estoy seguro, es de que no vendría mal llevar unas cuantas de regreso a casa.




   Necesitamos más música' los pueblos no tienen suficientes instrumentos ' más pintura y escultura,                                                      más filosofía, más poesía, más literatura'









1 comentario:

  1. La sabiduría se encuentra en la pequeñas cosas, en los modestos habitantes...y algunos de esos habitantes son grandes

    ResponderEliminar